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Hoy en día la iglesia está viviendo cambios bastante radicales en su forma de predicar el evangelio, desde la llegada del internet y ahora, redes sociales, el evangelio se ha visto inmerso en una cortina de humo para el mensaje verdadero de Cristo, la salvación de muchas personas.

Nos estamos enfrentando a cualquier personaje que se dice llamar Pastor, en redes sociales y predica de forma inusual y desafortunado el mensaje de Cristo. Ahora cualquiera puede ver un canal de videos con predicaciones que no cumplen con el mensaje que Dios ha establecido en Su Palabra; dar un mensaje de redención y reconciliación del mundo con Dios.

Lo más importante que la iglesia está viviendo es una acumulación de likes, o fans en sus páginas de redes sociales, un aumento de “membresía” en sus grupos secretos de Facebook, views de videos de sus cultos, etc. Su objetivo queda muy lejos a lo que Dios estableció en Mateo 28, “…Id y haced discípulos…”

No estoy en contra de la herramienta, sino en cómo se está predicando el Evangelio y lo más importante, en cómo se está haciendo discípulos.

Bolivia, está viviendo algo similar al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, cuando estaba cautivo en Egipto, una censura para la predicación del Evangelio y adoración al único Dios verdadero. ¿Cómo debe reaccionar la Iglesia de Bolivia y la Iglesia Latinoamericana ante esto? Mi respuesta sería; no censurando nosotros mismos el Evangelio de Cristo.

Creo que parte del problema radica en que nosotros mismos, cómo Iglesia Latinoamericana, hemos hecho un Evangelio muy ligero y fácil de seguir y, sobre todo, que no causa problema alguno a los de alrededor.

La iglesia tiene un reto bastante fuerte y algo que nos deja ver es que, no debemos de predicar un evangelio que no fue predicado y enseñado por Cristo.

Ante una censura como esta, la iglesia tiene que predicar el evangelio en sus diferentes plataformas, sin quitar; tilde, palabra, párrafo, estilo, redacción, etc. Para que el mensaje de Salvación llegue en su forma natural al oyente que quiere reconciliarse con Cristo.

Prediquemos el Mensaje de Dios tal y cómo Él nos ha dicho que lo hiciéramos, hagamos que el Reino de Dios venga a nuestra Nación.

¿A qué nos debe de llamar esto? No te avergüences del Evangelio.

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